Los nuevos nómadas

Una nueva generación de jóvenes creativos trabajan desde cualquier punto del planeta siempre que tengan una buena conexión a Internet

Tradicionalmente hemos asociado el nomadismo al movimiento del Paleolítico, en el que pequeñas tribus se desplazaban en busca de recursos con los que cubrir sus necesidades, básicamente centradas en la alimentación. Sin embargo, no es de extrañar que, al introducir el término ‘nómada’ en el buscador de Google, aparezca Studio Nómada, una empresa cuyos miembros proceden de campos como la ilustración, las artes plásticas o el diseño gráfico. Tampoco debería de sorprendernos que al buscar ‘neo nomade’, el primer resultado sea un espacio de coworking con una arquitectura e interiorismo muy cuidados y con todas las facilidades de cualquier oficina moderna. Y precisamente no debería sorprendernos debido al resurgimiento de esta cultura del nomadismo, del movimiento constante, en la que sobre todo las generaciones más jóvenes carecen de un lugar fijo de vivienda o trabajo.

La realidad del ser humano del siglo XXI dista mucho de la de los primeros homínidos. Sin embargo ¿por qué se utiliza el mismo término para describir dos situaciones tan distintas? ¿Son realmente tan diferentes?

Según el historiador y escritor Yuval Noah Harari, los neandertales eran insignificantes y “su impacto en el mundo no era mucho mayor que el de las medusas, las luciérnagas o los pájaros carpinteros”. Sin embargo, Yuval Noah Harari sostiene que en la actualidad el ser humano controla el mundo a su antojo.

Pocos dudarían en afirmar que tenemos problemas mucho más complejos que nuestros antepasados prehistóricos, cuyas máximas preocupaciones eran comer, sobrevivir a ataques de animales salvajes y reproducirse para mantener la tribu. Hoy en día, las probabilidades de que un oso nos ataque mientras practicamos running son muy remotas, pero tenemos que pagar el alquiler o la hipoteca, las facturas de nuestros suministros, la cuota del gimnasio, etc. Y el modus operandi más común para cubrir estas necesidades es a través de un trabajo. Si esta es la primera vez que escuchas hablar del nomadismo moderno, probablemente te preguntes: ¿se puede tener un trabajo sin una residencia fija? La respuesta es sí. Y si eres de los que prácticamente sólo necesita una conexión decente a Internet para llevar a cabo sus tareas, podrías convertirte en uno de ellos.

La visión globalizada del mundo produce un desarraigo cada vez mayor

Y es que hoy en día reina una visión globalizada del mundo, lo que produce un desarraigo cada vez mayor, que, unido a la posibilidad de contactar directamente con cualquier parte del mundo y a la democratización de los precios del transporte, reúne unos factores claves a la hora de abandonar el sedentarismo que imperaba desde los primeros Homo Sapiens.

Por otro lado, es incuestionable que los mayores cambios en la historia de la humanidad se han producido precisamente con el sedentarismo como forma generalizada de vida. Este cambio de ideología en la Edad de Piedra supuso la creación de aldeas sustentadas en la agricultura y la ganadería. Más tarde, durante la Revolución Industrial, la población se concentraría en ciudades, que desembocaron en la creación de sociedades altamente complejas.

Obviando los momentos de grandes conflictos bélicos, desde la Revolución Industrial se han producido las principales mejoras en sanidad, crecimiento de la esperanza de vida, estabilidad política, crecimiento económico, etc.  De hecho, en la actualidad disfrutamos del periodo más largo de paz de la era contemporánea, y si bien todavía hay mucho por mejorar, las muertes por hambruna alcanzan mínimos absolutos cada año. Pero ¿cómo influenció a los campos más creativos, como el arte, el diseño o la arquitectura?

Los diseñadores Charles y Ray Eames ya eran pioneros del teletrabajo en los años cuarenta

Los diseñadores Charles y Ray Eames ya eran pioneros del teletrabajo en los años cuarenta

Se dice que los perfiles más creativos, siempre se han caracterizado por una tendencia al nomadismo, el constante movimiento, por la búsqueda de estímulos que nutrieran sus proyectos. Conocer diferentes ciudades, culturas y, en definitiva, maneras de pensar, es un factor fundamental dentro del proceso creativo. Por poner varios ejemplos, los arquitectos y diseñadores Charles y Ray Eames ya practicaban el teletrabajo en los años 40, incluso rodarían una película curiosamente titulada Traveling Boy. Pablo Picasso llegó a asentarse en, al menos, nueve ciudades diferentes y Leonardo da Vinci en seis.

Nunca sabremos qué habría pasado si los humanos hubiéramos desestimado la agricultura y la ganadería en pro de seguir cazando y recolectando vegetales, y el nomadismo hubiera persistido en un futuro. Lo que sí podemos ver es un auge de trabajos enfocados al campo digital para los que el teletrabajo será la norma.

Si en la época del sedentarismo vivimos la Revolución Industrial, estamos a punto de vivir la Revolución Creativa del Neo Nomadismo. Viajen y vean.

Imagen principal: con una buena conexión a Internet podemos trabajar en cualquier parte del mundo

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